Leer y escribir poesía
Van Gogh
Leer y
escribir poesía
Por Antonio Fabián Núñez Baquero
…la creatividad no es un don
místico fuera del ámbito del estudio científico, sino algo que puede ser
investigado, simulado y reconducido en beneficio de la sociedad.
Ramón López de
Mántaras
Profesor
investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC[1]
Antes
de escribir hay que saber leer. Antes de escribir poesía hay que leer poesía.
Es simple pero fundamental. Acumular, asimilar lecturas es el asiento de una
plataforma de material y experiencia que luego nos servirá en la creación de
nuevas invenciones. Y el poeta debe leer no solo poesía sino todas las
disciplinas humanas que pueda. Y, además, leer el mundo, obtener experiencia
sensorial. El futuro poeta que no disponga del ocio necesario para leer,
meditar sobre lo que lee, escribir y reescribir, entonces está equivocado de
camino. Aspirar varias atmósferas poéticas de diversos autores nos permite
poseer un excedente de oxígeno necesario para el largo camino de la creación
literaria y nos apuntala el corazón y la mente con la objetividad necesaria
para caminar por los meandros deslizantes de la invención.
La poesía no surge de la nada, así como una
cultura es una sucesión de conocimiento y experiencia, igual la poesía. Si uno
se apasiona por la poesía es porque lee poesía, la entiende, la descifra, se
emociona y se conmueve con los frutos de ella creados por los poetas. Si el
novel poeta no asimila el trabajo de otros, si no se interesa y no los estudia,
mal puede intentar nuevas creaciones. No se puede- no se debe- escribir poesía
sin leer al menos a los poetas más destacados en nuestra lengua. Como en todo,
hay que aprender de los maestros. Los poetas nos enseñan no solo a descubrir
sentimientos sino, sobre todo, a descifrar textos.[2]
Un poema de alguna manera es una incógnita a dilucidar. La elucidación poética
conserva el hechizo de la revelación de un arcano, como correr el velo de un
misterio. O, al menos, como dar con un acertijo, una adivinanza. Y como toda
adivinanza o acertijo, nos valemos del lenguaje. Tanto el acertijo como el
crucigrama son proezas, hazañas del lenguaje y no son, de ninguna manera,
arbitrarias o anárquicas conjunciones o yuxtaposición de palabras. El poeta es
un descifrador de textos como desvelar criptogramas. El poema propone el enigma
del corazón humano, pero su valor intrínseco está en la exactitud y profundidad
de su comunicación:
La puerta no es solo una salida,
no llores, amor, el viento arrecia,
hay un poco de luz en la alacena…
De
escala en escala saboreo tu piel,
el
mundo madura su viaje intempestivo,
tus
labios florecen en mis labios…
La primera lección
es entender, descifrar y comentar con pasión y certeza el sentido del poema. El
sentido del poema es lo que llamamos la semántica del poema. Por muy oscuro o
extravagante que sea un poema tiene, debe mostrar coherencia, ilación, semántica.
Si no la tiene no es un poema. Pero la ilación no obedece a la lógica formal
sino a la lógica sensorial. Entendemos por lógica sensorial la coherencia de
las palabras con los sentimientos, muchas veces contradictorios:
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero
que muero porque no muero[3]
En lógica formal la contradicción es separada
en sus componentes opuestos, pero en lógica sensorial no, la contradicción es
mantenida y entendida en su fusión y en su paradoja tal cual es.
Si es vivo el sentimiento en que
yo muero
Morir será mejor y desespero
en mantenerlo así, simple en mi
fuero…
·
El
único sonámbulo es el árbol…
·
El
sol se abre camino a empellones…
·
Un
turismo de focas invade las bahías
y el tiburón ayuna en alta
mar…
Descifrar textos,
diferenciar texturas y alcanzar el mismo nivel y tonalidad del poeta que se
está leyendo es un camino que no se puede improvisar. Cuando no se lo hace el
mensaje es distorsionado y la voz del poeta se pierde en medio de palabras broncas
y respiración falsa, el poeta es traicionado y su poema maltratado. Pero poeta
y poema deben poseer sindéresis y encanto. El encanto significa la fuerza
sensorial que hemos puesto en el engarce semántico:
Si algún día fuiste flor
no lo recuerdas
apenas nos queda tu poema…
Y el engarce semántico es
la leve mancha del idioma sobre la nieve. Pero esa mancha nos da la pista, el
hilo de la objetividad dentro de la subjetividad. La causalidad del lenguaje no
se anula con lo fortuito, lo azárico de la creación: es un rail pálido, quizá
oscuro, pero nos conduce a encender el interruptor del sentido, esa chispa que
surge del frotamiento de las sensaciones:
·
Con
insomnio de flor vago en la sombra…
·
El
alba verde suena con cálices dorados…
Con
un solo verso- como sabemos-puede existir un poema. De hecho, los dos últimos
ejemplos son versos poemas. Esto significa que exteriorizan una visión
completa, una imagen que puede subsistir por sí sola y que, desde luego, puede
ser dibujada, o llevada a video. En esto consiste la afirmación que siempre
insistimos de que la imagen poética es más rica en contenido que una imagen visual,
cinematográfica.
[1] file:///D:/FileHistory/Fabián/DESKTOP-KQO1966/Data/C/Users/Fabián/Downloads/Robótica/BBVA-OpenMind-libro-El-proximo-paso-vida-exponencial1%20(1)%20(2017_07_05%2021_14_09%20UTC).epubfile:///D:/FileHistory/Fabián/DESKTOP-KQO1966/Data/C/Users/Fabián/Downloads/Robótica/BBVA-OpenMind-libro-El-proximo-paso-vida-exponencial1%20(1)%20(2017_07_05%2021_14_09%20UTC).epub
[2] No olvidar que ahora tenemos un competidor serio: la inteligencia
artificial que ahora escribe poemas, ver mi artículo: http://umbraldelasvoces.blogspot.com/2017/06/la-maquina-de-poemas-de-microsoft.htmlhttp://umbraldelasvoces.blogspot.com/2017/06/la-maquina-de-poemas-de-microsoft.html
[3] Santa Teresa de Jesús
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