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Mostrando entradas de febrero, 2018

Los peligros del escritor

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Los peligros del escritor Por Antonio Fabián Núñez Baquero Cuando uno se deja de escribir se herrumbra la mano y su correspondiente neurona o centro cerebral. Y, sobre todo, se adquiere una bucólica presencia de toro castrado, y todos lo notan. Al menos quienes no tienen hábitos televisivos y, al contrario, disponen de una oreja de canes cazadores y de ojos de lince macho. Es la forma de hablar lo que delata a un poeta o escritor de aquellos pelafustanes fotogénicos que se pasan la vida en discotecas o burdeles moviendo el esqueleto o buscando a una inmortal bayadera hindú o a una niña de cuarenta años. Y el hablar es un ajetreo que se pule con la frecuencia de la escritura y la insistencia en la lectura. La siembra de la lectura y la cosecha de la escritura no se parecen en nada a la simplona, aunque festiva lotería ni nace de la buena fama adquirida hace veinte años o de la corona real conseguida por pertenecer a una buena familia o estar situado en las primeras gradas

De lo grande a lo pequeño, lo sagrado

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De lo grande a lo pequeño, lo sagrado Antonio Fabián Núñez Baquero Todos quieren lo grandioso, lo descomunal, lo que llame la atención en todo el globo. Es el tema de la época, lo que llaman viral, que pone a moverse a mucha gente. Quieren estar en el escaparate de la fama. El éxito es lo cuantitativo, los millones que se interesan en tu plataforma, en tu blog. Nadie piensa en lo raro, lo inusual, lo pequeño pero vistoso, lo mínimo que ejemplifica lo verdadero, lo sustancial.   Solo el poeta no pasa de lado frente a lo anodino, a la mariquita posada en la amplia hoja o en el común diente de león del jardín o la pradera recoleta. Solo el poeta con su paciencia de grano de arena y su respeto por la miga de pan, eleva los contornos de lo trivial y lo mínimo y no se avergüenza de sus comienzos a la puerta de su caverna. De acuerdo, el sol con su tamaño de elefante espacial es necesario y hasta vital, siempre y cuando no dejemos de lado a la simple rosa que emplea la fotos

Producción material y producción de belleza

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Producción material y producción de belleza Antonio Fabián Núñez Baquero La producción de la belleza constituye un reflejo de la producción material, pero con el encanto del ocio y las vacaciones. Es trabajo aéreo y tan elegante como contemplar una magnolia brillante en una mañana de verano o, mejor, como hacer nacer una begonia o un tulipán con el trabajo de la prestidigitación verbal. Un país que no dispone de su propio trabajo productivo puede morir de inanición y, por supuesto, merma o se extingue también el trabajo estético. Éste, como la poesía, por ejemplo, es un placer, un gozo que hace de lado la compulsión de la labor a destajo o a salario corriente. No hace falta que el poeta vaya a la fábrica o a la oficina, un recodo del camino o la grada de una escalinata, son buenos lugares para escribir un poema si tenemos papel y lápiz a mano.   Pero pocos se percatan que el trabajo sutil, aunque sea un suspiro o un diálogo con las nubes, desgasta fuerzas emoci