La alquimia del sudor y el secreto de la alegría



La alquimia del sudor y el secreto de la alegría

Por Fabián Núñez Baquero


Este es el Taller Rapsodas Tres Mil. Su carné de identidad es el trabajo y la creatividad. Si la poesía es invención, entonces nosotros somos inventores. Pero como la invención es infinita, también nosotros somos infinitos. Somos infinitos de la única manera que podemos serlo: escribiendo poemas finitos que acotan al infinito. Por eso en nuestra infinitud respetamos lo finito, las pequeñas cosas, los hombres sencillos, las palabras limpias, torcidas de significaciones en espiral, pero rectas en su vuelo y en su alta aspiración. No comerciamos con ellas, porque el arte más excelso, la poesía, no es género de mercachifles ni oficio de agio ni ocupación de ganapanes. Tenemos secretos de alquimistas aunque sus resultados los damos a conocer sin euforia extrema pero sin menor alegría. Estamos contentos con jugar con el excelso naipe de las palabras, con reglas de juego de corazones, con la sonrisa a flor de piel y con una pena que se nos resbala sin quererlo en momentos cuando una cáscara de plátano nos hace caer- terrícolas sin remedio- en el lodo de nuestro ser.
El taller para nosotros guarda las huellas de aserrín de la idea, la impronta del primer martillazo que nos dimos en los dedos y esa carcajada sin remedio que se les escapaba a los espectadores que no tienen por qué saber la labor de talla o de lija y el sudor del serrucho en ese poema que todavía es imperfecto. En suma, queremos volver al centro del arte supremo: enseñar deleitando. Pero no se asusten exigentes espectadores: primero nos enseñamos a nosotros mismos, y luego…a los que quieran compartir el sudor…
Esto lo decimos en tiempos cuando la gente teme o huye del sudor de la lectura real y de la creación artística. Estos poemas han surgido del ejercicio en el laboratorio de poesía que tenemos en el Palacio del Poeta. Cada uno, por supuesto, ha inventado sus poemas, estos son los míos, los que son posibles de presentar en un blog:


Trioleto para poetas conversantes



No se debe decir Conversatorio
Porque conversación no es edificio,
Es vicio del lenguaje, feo vicio,
No se debe decir Conversatorio

Si las aguas están en reservorio,
Un lugar no es espacio traslaticio.
No se debe decir Conversatorio
Porque conversación no es edificio


Rondó del viento


Viento que viene y va, viento que viene,
Te quiero y no te quiero, con, sin alma,
Resistir tu desdén duele y entretiene,
Me pusiste a querer bajo la palma,
Desde entonces no sé qué sea calma,
Viento que viene y va, viento que viene.

Fui un ingenuo garzón que no previene
Si será el mal o el bien lo que me viene,
Si volveré a morir bajo la palma
Donde tú me quitaste toda el alma,
Donde mi amor te tiene y no te tiene
Y no sé si me das dolor o calma,
Viento que viene y va, viento que viene

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