Lectura y escritura poéticas

Voroshilov Bazante

Lectura y escritura poéticas
 
Por Fabián Núñez Baquero
24/01/19

 

Descifrar textos es tarea del lector inteligente, sobre todo de quien lee poesía, y más todavía de quien la escribe, del poeta. Un texto poético es, por lo regular, una aventura de vida ,por supuesto cuando hay hálito vital en ella. Porque hay textos vivos y los hay muertos.

 Es verdad que el arte es una imitación o ficción, pero debe parecer como que no lo es, como si toda la realidad estuviese condensada en él. Uno debe estar dispuesto a reconocer no la destreza del uso del lenguaje o de la sintaxis sino la energía, la convicción con que fue escrito. Un nuevo giro del idioma, una palabra nueva, son buenos recursos, pero no lo suficiente para dotar al texto de su índole esencial.

El secreto está en la fidelidad con la cual traduce el autor sus visiones y sentimientos, siempre y cuando tenga algo que decir, cuando no está de por medio la vanidad o el deseo de figuración o cualquier interés externo al acto de creación.
No olvidar que escribir o leer un poema es enfrentarnos a una tarea inocente que reproduce lo mejor de nuestro ser,esto significa que el acto poético tiene mucho que ver con la honestidad de la palabra. Ninguna palabra de por sí es mala o prohibida, todo depende del contexto en que fue dicha o escrita,de la buena o mala intención de quien lo dice o lo escribe.

 La buena fe del lector es el desciframiento exacto del mensaje del autor que lee o interpreta, tal cual un buen ejecutante lee en el pentagrama un texto musical.

La poesía es imagen y concepto del mundo y de uno mismo. Como uno es, así es su poesía. El poeta no hace sino exteriorizar su perspectiva de las cosas, la visión y el sentimiento que tiene del mundo, de los seres que la habitan y de su propia persona. El poeta vivo, como la vida, se encuentra siempre en conflicto, y su poema debe ser una constancia de esa contradicción. 

Como el niño que sale del vientre de la madre grita e impone su identidad, su estilo al mundo, de la misma manera es el poema vivo, nuevo, de tal forma que cada vez que lo leamos o declamemos sea como una rúbrica única e intransferible, lo que se llama la personalidad o el estilo que detenta cada uno.

Parecería que es fácil ser uno mismo,pero hace falta esforzarse para conservar nuestra identidad. Y solo se lo puede hacer reconociendo en los demás, en medio de ellos, nuestra distinción original. Tenemos que cuando escribimos-aun en el caso de imitar conscientemente el motivo que aborda otro autor- somos inexorablemente nosotros mismo, nuestra originalidad se destaca a pesar de todo. Pero también no podemos ejercer nuestra identidad si no asimilamos y entendemos la manera de ser de los demás. 

Y en la lectura nos nutrimos de los elementos, el oficio y la experiencia de otros, con los cuales afirmamos nuestra esencia. Por eso es tan importante, crucial, leer y descifrar honestamente los textos de los poetas, con ello nos ejercitamos a la práctica de ser exactos, fieles a nuestra personalidad y a nuestro oficio poético. 

La lectura no solo alimenta nuestras neuronas sino que enriquece nuestra identidad y nos da los instrumentos que necesitamos para defender y profundizar su vertiente esencial. 

Descifrar los textos de otros poetas no es fácil,pero es una labor indispensable para la no menor dificultad que consiste en escribir nuestros textos. Sin esa labor no somos lectores ni peor autores ni siquiera personas cultas.


El poema como el aire
Me sienta bien a los pulmones
Me ayuda a trepar la cuesta
Con relativa facilidad

El poema es mi descarga cotidiana
Mi descargo
La fachada 5 estrellas
Este patín alegre para tanta zancadilla...

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