Los motivos del poeta

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Los motivos del poeta
Por Fabián Núñez Baquero
09/05/2019

Mientras más sequedad más sed; mientras más necesidad, más literatura; mientras más desazón, más poesía. Partimos de nuestros motivos: si estamos contentos, jugamos con el lenguaje, creamos una explanada para patinar; si estamos descontentos, solo nos resbalamos en la tabla untada con cáscara de plátano para escavar la hondura; si estamos desolados, usamos la manteca de oso de la desesperación para hibernar hasta que pase la borrasca.

 Pero hay momentos en que ni siquiera un cataclismo nos conmueve, entonces debemos escribir como poetas póstumos, desde la tribuna del olvido. En cualquiera de estas circunstancias, si somos poetas, si de veras estamos vivos, usamos la pala mecánica de la palabra para extraer la carne y sangre de nuestros huesos en honor de la eternidad. 

Entonces ya no usamos el motivo literario propiamente dicho, nos ocurre detestar lo escolástico, lo académico, y volvemos a la caverna del hambre, cuando no sabíamos qué hacer con nuestra vida y ni siquiera teníamos la defensa de un lenguaje ya hecho ni el heroico cálamo de la escritura y decimos:


Vengo de donde vengo y me siento caliente con este frío que pela
¡despierten, seres de otro mundo, y escuchen mi alegría!
mi alegría es una trompeta que baila como campana
¡como un lobo que encuentra su presa y su comida!
    Pero cada vez hay menos razón de estar contentos,entonces escribimos:

    ¡No sé dónde meterme para guarecerme de la fatalidad desenvainada!
    ¡qué desobligo me invade en la misma nariz de la fortuna!
    Me siento en la vereda a llorar como refugiado o emigrante
    ¡que perdió la brújula del pan de cada día y solo mira los caminos!


Desde luego es muy difícil inventar la imperturbable momia de la quietud cataléptica, aunque sea la antecesora o sucesora del gozo o del cataclismo triste:

No tengo ya la piel del verano escandaloso
solo adivino la sensación lejana de ser alguien
¿me visita o se aleja el fantasma de mi mismo?
¿fui o soy, seré o ya he sido?
Debe haber un error de hueso o de memoria.

He pulsado tres motivos sustanciales del poeta, pero desde luego hay muchos más. Ahora nos toca ensayar, escribir los motivos del amor y sus complicados borra y va de nuevo. El tiempo infinito y efímero tiene sus propias anécdotas, y la vida es no solo espaciosa y eterna sino con los matices propios de una selva encantada. Cojamos ahora la lira y cantemos al compás del motivo más urgente.

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