Entre lo simple y lo sencillo lo difícil

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Entre lo simple y lo sencillo lo difícil
Por Fabián Núñez Baquero
16/12/12

En las relaciones humanas lo sencillo se vuelve difícil. Cuando uno y otro no buscan impresionar o acaso otras subterráneas intencionalidades, iniciar un coloquio es tan complejo como comenzar una conferencia abordando un tema que no se conoce, o tratar de describir a un animal imaginario .Las personas son mundos por explorar, territorio intangible y desconocido donde una palabra es ya una invención. De alguna manera los interlocutores se convierten en criptógrafos de sí mismos y decodificadores del otro. 
Hay cierta dosis de desnudez y vergüenza en la conversación y mucho pudor en los entretelones de la plática. Esto cuando se trata de dos personas simples y sencillas ( que me late que ahora es más difícil encontrar), que solo intentan intercambiar palabras o razones, sin que haya otra motivación que el milagro de encontrarse vivos y estar, acaso, conversando la primera y última vez en un planeta tan peligroso que admira que exista desde hace 4.500 millones de años. 
No existe amor de por medio ni desamor, ni interés económico ni de ninguna otra especie, sólo el puro placer de charlar,sólo apenas ese roce con lo nuevo, esa sensación única de tener a quien depositar un chispazo de placer o inteligencia y recibir, a cambio, una fuerza visible o invisible de aceptación o de extrañeza.

Me he figurado muchas veces que la poesía, el arte participan de esta comunión absolutamente desinteresada y hasta trivial: no te pertenezco ni tú a mí, me preocupan las estaciones de lo imposible, una melodía realizada por alguien a quien le faltó algo, pero que a cambio entrega una joya. No pone nombre a la carencia ni a la joya, incluso ni siquiera la fecha. A la final el arte es poner nombres a lo imposible, cualquier modelo es pobre y circunstancial a la modelo que llevo dentro y que la repito de diversas maneras en mis cuadros. 

Como poeta me siento disminuido, empequeñecido cuando alguien me pregunta ¿en quién se inspira para escribir su poesía? No. La pregunta no es adecuada. La pregunta es más sencilla: ¿ por qué es poeta? Es difícil responder a una pregunta tan sencilla. Yo respondería, porque soy un animal paciente y desinteresado, que amo la vida en mí y en los demás y deseo que todos coman y posean lo necesario.
 Esta idea talvez la repita en todos mis poemas. No los hago para festejar nada ni a nadie, porque todos los días son para mí una fiesta. No quiero ganar nombradía o puntos ante las féminas. Son muy hermosas, es verdad, pero no dejan de ser efímeras. Ni siquiera para ganar lo que llaman ahora autoestima. De ningún modo.Si la poesía me entrega todos los días la naturaleza entera,¿de qué autoestima me hablan si tengo en mis brazos los poderes naturales? Pero cuando hablo de poesía no la quiero ultrajar con ocupaciones minúsculas o besos fríos o gestos amanerados de muchachos casquivanos. Hablo de la entrega a la totalidad del conocimiento y la creación, quiero hacer méritos ante ella y ante la humanidad. 

No busco palabras sino realidades profundas que a lo mejor se puede expresar con palabras. Sé que la naturaleza de todos modos es simple como la sonrisa de un niño y que se recicla con palabras sencillas. Estoy convencido que ella me ha dotado con mi condición de animal simple para representarla a través de las palabras. Yo busco ese mensaje y es como buscar diamantes en la corriente cristalina de un río tumultuoso. Sé que la tarea encomendada es para agobiar a un Homo Sapiens de última hora cuya única hazaña es vivir. Pero también ella me ha dotado con una virtud: mirarme en el manantial portentoso y simple de su ancho océano y saber que si una simple rosa procrea esplendor y belleza es posible que yo pueda cantar el ritmo mayestático de una nebulosa.

Pero, hasta tanto, doy la bienvenida a la rosa en mi jardín. Y luego me olvido de ella.


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