¿Cuando un poema es un poema?


¿Cuando un poema es un poema?
Fabián Núñez Baquero

¿Como podemos saber que un poema es un poema? Porque genera en nosotros visiones y sensaciones frescas, nuevas. Cuando las palabras no son las mismas de antes:

Me acerco a ti con voces de eucalipto
con la antorcha de mi corazón
incendiando la explanada del pálpito
pero es implacable el frío de tu horizonte de almíbar

¡Tanto espino rodea la muralla aérea de la rosa!
Y tu distancia se parece al canto lejano de las aves del crepúsculo
dime si de rosa en rosa habitaré alguna vez tu cúpula recóndita

¡amazona perpleja que te meces en la hamaca de la noche!

Es evidente que este es un poema y podemos ponerlo un nombre, un título. La pregunta realizada al inicio implica que existen poemas que no son poemas. Sí, hay poemas que no lo son, que no pueden, que no deben llamarse poemas. Solo una aguda sensibilidad y el conocimiento pueden percibirlos. En la muestra del autor se exhiben visiones y sensaciones frescas y las palabras adquieren connotaciones inusuales, que saltan la barrera del valor denotativo.

Acercarse a la mujer amada con voces de eucalipto es por lo menos una actitud de locura sensual. Y técnicamente una sinestesia y una prosopografía a la vez. Que el corazón sea una antorcha que incendia la explanada del pálpito,no solo es una exquisita demencia, sino una inusual visión sensorial cobijada en la metáfora. Pero el colmo de la pasión-visión se expresa en la extraña definición del desdén de la amada en el verso

pero es implacable el frío de tu horizonte de almíbar

Una hipérbole azucarada y el frío letal de la indiferencia, en contraste con la insistencia apasionada del amante. El primer verso poema de la segunda estrofa es una delicada síntesis de la frialdad y la muralla espinosa que opone la amada al deseo del amante. Y lo hace con marcado extrañamiento de atmósfera, con una elegante visión-metáfora

¡Tanto espino rodea la muralla aérea de la rosa!
La simple analogía asigna, compara la distancia de la amada con el canto lejano de las aves en el crepúsculo. Es una distancia nostálgica, hermosa, no cualquier distancia.

Y tu distancia se parece al canto lejano de las aves del crepúsculo

Pero el amante no deja de pretender el amor, y usa la precisa interrogación poética adornada de figuras y recursos sensitivos

dime si de rosa en rosa habitaré alguna vez tu cúpula recóndita

La manera de preguntar no es usual, es enigmática, cifrada, con un lenguaje de insinuación y sugerencia donde las palabras sufren una transformación manifiesta: ir de rosa en rosa para habitar la cúpula recóndita de la amada, es una tarea que acumula criptografía y sensualidad apícola y forestal y donde las palabras rosa, cúpula,habitar, dejan de poseer su léxico habitual. Nos encontramos en la esfera de la poesía. Finalmente el poeta recurre al enigma de una mujer especial, no cualquier mujer, cubierta en una imagen nocturna

¡amazona perpleja que te meces en la hamaca de la noche!

La admiración está justificada por la extraña visión-metáfora de la mujer y de la noche.







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