El arte como liberación


El arte como liberación
El arte como liberación
Por Antonio Fabián Núñez Baquero
26/04/18
De la sílaba al verso y de éste al poema hay un camino imperceptible marcado por la sensibilidad y la inteligencia, el azar y el orden, el conocimiento y la intuición. Como el juego el arte de la palabra se mueve en un círculo que involucra las reglas y las modificaciones, se inventa su propio método para hacer que los motivos y las intenciones aparezcan como resultados y éstos como las causas motoras del poema. 

La sílaba es apenas un sonido, pero el poema es un canto y un pentagrama completo. El cuerpo y la mente crean su propia antena para hacer saber al mundo sus anhelos y aspiraciones y empiezan emitiendo un sonido, una sílaba y luego una palabra y luego una línea que puede llegar a ser un verso, y, talvez, un verso-poema. 

No alcanzo a comprender la opresión de mi pecho, acaso no sé lo que me pasa o sé vagamente la distonía entre cuerpo y mente, pero necesito dejar un respiradero para esa opresión… y entonces mi boca emite un sonido, una sílaba de la cual soy inconsciente al menos cuando se inicia el proceso creativo…

Se rompe el ánfora de mi pecho como un prisma que retiene al sol
No sé de donde viene esta brutal ráfaga de primavera
Este huracán que tropieza con la fuerza desnuda de mi cuerpo planetario
Solo y débil mi estatura crece con la savia de triunfo que sube por mis piernas
Solo necesito tocar un árbol o mirar de frente la tormenta
Para saber que por esta vez no podrá conmigo el crucero de la desolación
Salgo al aire ileso y respiro un ozono mejorado que gira en la hélice del cielo



Es evidente que el motivo surge de una necesidad vital de respirar frente al agobio o la opresión y las reglas del idioma y la gramática, que están instaladas en la mente del autor, hacen el resto, se someten a las exigencias de la inteligencia y de la intuición y del azar y el orden que coexisten como gemelos de una contradicción necesaria. El poeta recurre sin falta a la palabra en un acto que no depende de él, del cual le es imposible librarse y, de paso, su distonía también se libera con el acto ineludible de crear un poema. 

Aquí el método general es de liberación y el lenguaje es connotativo porque usa las reglas de la imaginación sintáctica, la coherencia o sindéresis en medio del caos de los sentidos y se adecua a la lógica de éstos para coexistir y respirar física y espiritualmente. De hecho, el método de liberación adopta varios motivos o instrumentos: el desafío, la alegría, el gozo sereno, la exaltación, la invención risueña, etc.

Pero el proceso poemático de liberación depende de la cultura y del almacenamiento de palabras, experiencias vividas o trasmitidas mediante la lectura, el adiestramiento en las visiones y práctica de otros poetas y de la insistencia en el trabajo poético. La destreza viene, como en todo, del ejercicio cotidiano consistente en leer y escribir.

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