El discurso poético

El discurso poético

El discurso poético
Por Fabián Núñez Baquero
23/08/18

Por lo general se conocen tres tipos de discursos: el filosófico, el científico y el poético. El primero se preocupa del ser,del todo y utiliza la coherencia de la lógica y contenidos abstractos. El científico que analiza los procesos y las realidades de la naturaleza, de la sociedad y el hombre y los somete al cedazo de la prueba y la comprobación. Tanto uno como otro buscan la verdad externa e interna y de alguna manera se emparentan o tienen afinidad en cuanto al uso de la lógica objetiva. En cambio el discurso poético posee un canon emocional como basamento y la lógica sensorial como instrumento. Se conoce como lógica sensorial a la basada en los complejos procesos de los sentidos y a su contradicción.

La verdad poética es diferente de la filosófica o científica porque crea su propia autonomía y su realidad que surgen de la asociación libre de elementos que conviven en extraña mezcla de la vida social, y en los sentimientos y vivencias humanas. La creación poética se basa justamente en la confianza de que con cada invención se transgreden las pautas de la realidad lógica y que se sobrepone una nueva realidad, por así decirlo, a la ya existente. De alguna manera el poeta hace surgir un nuevo mundo con cada poema que imagina y plasma. El secreto está en la rara asociación de palabras y sentimientos que evaden el sentido usual, marcado, prefijado por las leyes de la gramática o de la lengua. 

La trasmutación de las palabras mediante giros y tropos, con el uso de las llamadas licencias poéticas, se conoce como el proceso de connotación. El lenguaje poético es connotativo y la manera cómo la connotación se hace presente es a través de los vestidos fulgurantes de las figuras literarias, desde la analogía más simple hasta el complejo oxímorón, la contradictoria paradoja y la multivalente sinestesia . Figuras literarias y sabiduría poética no son siempre herramientas conscientes, la mayoría de los poetas no las conocen, al menos al principio.

 Pero los poetas que las conocen y las aplican conscientemente son muy ricos y poderosos agentes de creación, aunque pueden quitar el encanto de la sencillez y la ingenuidad a sus producciones literarias. La fuente generatriz del lenguaje poético es la vida corriente y moliente: el pueblo usa figuras y giros literarios, tropos, sin que se dé cuenta, espontáneamente. Al hacerlo genera el habla, que es la forma patente de creación y connotación. El habla por lo regular viola las leyes gramaticales y transforma el sentido usual, absoluto, del significado que la lengua asigna a las palabras:

es fuerte como león, es un león
He aquí cómo de la comparación simple se salta a la metáfora

de tumbo en tumbo voy
errante como soy
Una imagen marina que reproduce sensorialmente la ola pero que ahora toma el matiz de maltrato, de golpe moral sucesivo.

Me asomo al balcón de mi existencia
y sólo veo la estrella de tus ojos
Esta es una imagen reforzada y amparada por dos metáforas

me veo y me deseo
en el erial de mi destino
una sencilla sinestesia y una metáfora

Es evidente que el poeta debe nutrirse de la sabiduría popular, lo que yo llamo leer el mundo. A la vez que sumergirse en el mundo de la lectura para aprender y agudizar su sensibilidad y, desde luego, leer poesía, asimilarla, reflexionarla. En la reflexión poética se debe anhelar la cohesión, la concordancia semántica. Aprender que debemos empezar con la suprema síntesis del de por sí sintético discurso poético: el verso poema, es decir, perfeccionar al máximo un verso, uno solo con completo sentido imaginativo:
este mundo es un mundo ya sin mundo...( tomado del Mundo de Edmundo y de Raymundo)


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