Invención programada e invención libre

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23 Umbral de la poesía
Invención programada e invención libre
Un tautograma
Por Fabián Nuñez Baquero
09/06/2012
La invención es hacer surgir algo nuevo, que antes no existía en la naturaleza o en la sociedad. Un artefacto eléctrico o electrónico, una nueva sustancia química, una nueva estructura arquitectónica, un poema, una pieza musical o un cuadro pictórico. Es obvio que el hombre parte de los materiales que tiene a mano en su entorno. La particular combinación de éstos genera una realidad nueva. No existe, por supuesto, una invención que surja de la nada. La invención puede ser reconocida, de alguna manera,  como una discontinuidad dentro de la inmanente continuidad natural o social.
En arte la continuidad está dada por las herramientas del lenguaje: el color, el sonido o la palabra. Y la discontinuidad, la invención, en la manera cómo la asociamos. En el caso de la poesía, la literatura, todos partimos del idioma materno que es una herencia cultural rica o pobre, según cómo se la haya trabajado a través de los siglos. Este trabajo se ha hecho visible a través de la expresión escrita sobre todo, aunque también hay remanentes de culturas que se han basado en la tradición oral. Pero es evidente que mediante la escritura se levantan verdaderas civilizaciones como la griega o la latina.
Los griegos trabajaron arduamente en el campo de la experimentación y la invención lingüística. Casi toda la retórica y preceptiva se basa hasta el momento en el legado griego. Y el castellano, a través de su  propio trabajo y el de la asimilación y traducción de obras de otras culturas, tiene un acervo realmente importante en el mundo actual.
A nadie se le puede ocurrir que por usar el idioma español cualquier trabajo nuevo en poesía o literatura ya de por sí no es una invención sino una continuidad. Pero no, es imposible la invención sin la base histórica de la palabra, del idioma, del habla propiamente dicha, del lenguaje culto. La base, la maqueta, el canal por donde fluyen las nuevas realizaciones de una lengua no niega su calidad de invención, de novedad, de algo que antes no existía. Lo mismo si utilizamos envases como el soneto o la octava real, éstos no impiden que la invención se realice. Sólo que, en este caso, en lugar de la invención libre a través de ritmos sin pautas consonánticas o estructuras, tenemos una invención de alguna manera programada. Queremos cumplir un precepto, una estructura, una clave por donde transite la semántica. Ahora vamos a utilizar el tautograma griego que consiste en utilizar el paróemeron en todos los versos, además de utilizar la estructura del soneto. El paróemeron consiste en la repetición de un mismo fonema en cada palabra del verso y el tautograma es la forma exacta en que en una estructura se cumple el parómeron. En este caso la invención es conscientemente programada aunque sea solo en la forma y el desafío del lenguaje. He escrito un tautograma para graficar la teoría:

Tautograma del amor ajeno

Amo el amor de los amantes, amo
Su ausencia de arribismo y arrogancia,
Su audaz anhelo amplio y sin asomo
De amar en armonía y añorancia.

Amor ajeno, amado con amada,
Arrobadora hamaca, abiertos astros,
Aurora apasionada, alba aunada
Alcancía de aroma y alabastros.

Amor arrebatado, amorescente,
Amor albaricoque, amoraidiño,
Amor alado, ala y aliciente

Amor artista, amarre arrebolado,
Amante amor, de almíbar y de armiño,
Ansia y ardor, arpegio amamantado

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