El encanto de las aliteraciones




( X) Umbral de la poesía
El encanto de las aliteraciones
Por Fabián Núñez Baquero
08/05/2013

En el Taller nos dimos el trabajo de realizar poemas utilizando conscientemente figuras literarias, una sola o varias a la vez. Como se sabe los tropos, las figuras, constituyen la columna vertebral de la poesía. Es a través de los giros como vive y se trasmuta la palabra y como la denotación se trueca en connotación. Es natural que el uso consciente de los tropos no debe desnaturalizar el ejercicio libérrimo de la creación poética ni la perspectiva estética ni la generación del mito y la semiótica. Debemos mantener el simpático y el parasimpático tan frescos como una lechuga de tal manera que el flujo sensorial despliegue su bandera mutante a pierna suelta, como recién nacido. Es evidente que la teoría de los giros debe estar bailando, viva en la mente del poeta, quien debe haber realizado muchos ejercicios sueltos con cada uno de ellos y mediante el reconocimiento en la lectura de poemas de notables poetas.
Escojo la aliteración, es decir la repetición de sílabas o fonemas parecidos al inicio de cada palabra en algunos versos o en cada uno de ellos, ad libitum. De alguna manera este recurso presenta su dificultad cuando no existe cierto dominio de la expresión y cierta práctica creativa. Pero vale la pena intentarlo huyendo como de la peste que le absorba solo la parte técnica y se olvide de la semántica, del sentido, es decir de la lógica sensorial. La aliteración da al poema un encanto placentero y es a la vez un desafío para la memoria y el conocimiento del idioma. Mi pequeño libro “El sol nace para todos” utiliza a mansalva este recurso. Ahora voy a reinventarlo, en una síntesis que surge de la necesidad poética, como debe ser. Ahí va mi poema, espero que sirva para orientar.


Sortija solar de mi suerte

Tenso tensor templado del espacio
Sol sonoro, semilla de solsticios
¡Cómo siento tu sonda
De cálida canícula
Vida vivaz, vivificante
Que nace desde el véspero voraz del alba!

¡Cómo te necesito, padre del plancton
Poder para el pobre y poderoso
Caloría de mi hueso y de mi sangre
Calcio de mi cuerpo
Lámpara y luz
Luminaria de mis ojos!

Ven, brillante baluarte del espacio
Fogoso fuego que funda el firmamento
Temperamental temperatura de topacio,
Tópame con tu tacto de tórrido torrente,
Dame tu dado de diamante diario y dadivoso,
Fúndeme con tu fundidora fuente de fotones,
Dame la dádiva de tu cálida candela
Tu beso voltaico y venturoso,
Tu ventral viento solar

Puebla de polen mi semilla de soledad
Sol mutante milenario
Que mueles moles de sombras
Que siembras miles de mieles de malvas y de moras
Muele mis males
Mata cualquier matorral de malaventura
Y ¡siémbrame tu semilla de sonora soledad solar!

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