Leer es la palanca de Arquímedes

Arquímedes



Leer es la palanca de Arquímedes


Por  Antonio Fabián Núñez Baquero

Dicen algunos científicos que la caída de la manzana en la cabeza de Newton no es más que un mito de la ciencia. [1]En realidad, fue un avatar que nunca sucedió, talvez como en los mitos poéticos.[2] De alguna manera los mitos postulan una sombra dinámica de la verdad, el esqueleto sintético de lo que fue o el fantasma jubiloso de lo que será. El plasma en proceso del devenir histórico se estructura a través de los mitos. Nos proponen enigmas saludables, métodos de acercamiento a la esencia de las cosas a través de rodeos o un programa filosófico como el mito de la caverna de Platón o el mito griego de Narciso y la fuente del egoísmo vanidoso.
El mito de Noé se viene repitiendo desde la enorme cultura sumeria hace unos nueve mil años y todavía sigue el proyecto vigente: cómo haremos para embarcar al animal humano de vuelta hacia las estrellas. En general, como la utopía política, todo es mito hasta cuando no se corporice por la acción humana. Hasta levantarse de la cama es mito y utopía hasta cuando no nos decidimos y lo hacemos.
Poetas, filósofos y científicos necesitan de los mitos como el ciego de los pálpitos o el sordo del movimiento de las manos o de los labios. Allí están la intuición y el descubrimiento, ese chispazo que nos sorprende en medio de nuestra búsqueda ferviente. La naturaleza premia la concentración y el esfuerzo vigilante y artistas y científicos gritan su eureka[3], como el gran Arquímedes cuando su hallazgo geométrico y mecánico.[4] El eureka de Arquímedes fue posible por su diligencia y vigilia en el trabajo matemático, por su permanente lectura del mundo de los números. Sin tal lectura es imposible la gravitación de Newton ni el método de revelar un fraude del orfebre. También el poeta grita lo encontré cuando halla el poema o la palabra para solventar su visión. Y desde luego poetas y científicos se auxilian mutuamente.
 Las palabras son solo las manos para abrir la puerta de la lectura del mundo. Arquímedes necesitaba de un punto de apoyo y su palanca para mover el mundo, ahora es la lectura la palanca para leerlo y para la creación de otros mundos. Leer el mundo es tarea humana cotidiana, pero sobre todo filósofos, poetas y científicos lo hacen con frecuencia y mediante la constancia escrita. Los científicos acaban de leer el ADN de la primera flor del mundo[5], otros leen el semillero matriz de la creación continua de estrellas, y otros el estado purulento y desvencijado del capitalismo mundial. Y cada lectura exige palabras poéticas, reflexiones filosóficas o expresiones científicas de la estadística o de la matemática. Ahora, para bien o para mal, es más fácil leer el mundo porque tenemos la antena sensitiva y exacta de la red electrónica, esa macro ventana del Cosmos y la sociedad. Poetas y científicos estamos sintonizados en el aura radial del orbe.
Poeta y científico vuelven permanentemente a la raíz de los fenómenos, a la esencia de la materia en movimiento. Después de todo vivimos todavía del hálito de Homero, Wu Chengen, de Lamarck, Darwin y Euler. Seguimos desmenuzando la inmortalidad relativa y el canto de sirenas y la desesperada ilusión de Odiseo por llegar a la Ítaca eterna. Descubrimos La Uña de la Gran Bestia que boquea al filo del abismo. El canto de amor del Petrarca resucita y se renueva en cada soneto que escribimos y el mismo Montaigne autoriza la nueva versión de canibalismo capitalista que leemos en la Babilonia actual. Leer es una actividad de creadores, de los trabajadores de las neuronas y el simpático.
Dame un punto de apoyo y con mi palanca moveré el mundo, repite a través de los siglos Arquímedes, ahora leer el mundo es esa palanca. Leerlo, escribirlo, no solo describirlo sino recrearlo. No existe recreo para los recreadores del mundo que nos llenan de júbilo creativo. Y entonces ¿cuál es el mito contemporáneo más dinámico y emergente? Por supuesto el de los nuevos Odiseos, los trabajadores emigrantes que se comen el mundo en sus correrías de trabajo y que luego esperan gobernarlo. Habrá espacio también para el regreso de los astronautas o para la nueva visita a Ganímedes o el planeta X. ¿Cuál nuevo Adán se planta al borde de una onda gravitacional o sigue el rastro fantástico de astros que brillan como un millón de soles?
Necesito el poema que oscile entre un escarabajo y una medusa, pero que tenga los nervios y la atracción de Venus surgiendo del océano. ¿Por qué soy poeta? Porque soy vate: el que prevé, adivino el presente y lo que viene. Por lo mismo que soy socialista: si el universo trabaja sin descanso y con alegría ¿por qué no habremos de hacerlo todos y para todos? Porque todos somos el universo. Todos y cada uno.




[1] De todos modos, la caída de la manzana es un ejemplo fructífero de la gravitación universal, en pequeño la manera como opera esta fuerza en los sistemas del universo
[2] Aunque los mitos pueden tener existencia trópica, traslaticia. Sísifo, Atlas o Moisés deben haber sido personajes de carne y hueso interpretados con signos parabólicos o connotaciones metafóricas.
[3] Eureka: del griego, y significa lo encontré
[4] Mas bien podríamos decir hallazgo metalúrgico porque probó el fraude de una joya donde el orfebre había puesto demasiada plata al fondo de una cáscara de oro...



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