Apelación a la Fuerza




Apelación  a la Fuerza
Por Fabián Núñez Baquero
11/10/18

A fin de cuentas, aunque no lo sepamos, somos centrales de energía. Cuando hablamos de recurrir a la Fuerza es como decir apelar a la dinámica interior, al argumento supremo de los seres vivos: el portentoso dinamismo del que estamos elaborados. Antes nuestros antepasados lo llamaban magia, luego lo dieron el nombre de magnetismo animal, hipnotismo interior o  auto magnetismo o magnetismo a distancia. Por cierto, había muchas clases de magia, pero la blanca era la bienhechora. Los poetas usamos la magia blanca, solo que ahora lo llamamos con un vocablo técnico, energía positiva. Los oradores o psicólogos lo denominan con énfasis, pomposamente, poder de la palabra. Los poetas, destinatarios de la legendaria herencia de la especie, seguimos tratando a la Fuerza biológica como manas, mantra, exorcismo o sortilegio, lo cual quiere decir que recurrimos al animismo vital de toda la naturaleza para beneficiar al individuo y la humanidad.

Que te acompañe el arcoíris
el rostro del sol en la palmera
y que seas el milagro del tucán en la floresta...

Este es un sortilegio del autor dedicado al lector de este texto. Es evidente que si lo recita en voz alta tiene la virtud de condensarse en realidad. Es la receta de la Fuerza.

Soy piedra que viene de los astros
con la misión de perdurar en los volcanes,
en el brusco calofrío de los sismos,
voy y vengo de la noche milenaria
y el abismo es mi sólido cimiento…
E
ste es un exorcismo de confianza y certidumbre del autor y no hay duda que sirve a quien lo declama no solo como una proclamación de optimismo sino como un memorial del hombre y la naturaleza. Ejercemos con él nuestro recurso milenario a la Fuerza.
 Que cada poema sea manas, fluido vital, energía en movimiento, sutileza del aliento, respiración concentrada en la palabra, magnánimo vector hacia la cumbre.

Si he de ser mineral que sea hierro,
profundo y colosal como el cometa
cuyo sino en su órbita y silueta
es derrotar al sol, firme y sin yerro...




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