Las analogías: naturaleza y sociedad

René Magritte

27 Umbral de la poesía
Las analogías: naturaleza y sociedad
Por Fabián Núñez Baquero
20/07/2012
Al artista de las palabras le cuesta realizar un ligero cambio. Si está dominado por el ritmo, por el acento de las palabras, el salto hacia la música de las ideas o de la libre expresión metafórica, le resulta un poco bastante difícil. Salir del andarivel del soneto o de la deliciosa máquina del endecasílabo o del alejandrino hacia el descampado de la oración a  pleno oxígeno, de la imagen descalza o la analogía que todo lo puede, es cuestión de romanos. Pero es la prueba del músculo mental más rejuvenecedora y creativa. El poeta por antonomasia rechaza la monomanía del OM hinduista y se posa, como el águila libérrimo, en todas las ramas de la floresta poética. Si ensayamos el verso libre con una semántica completa, es decir, si escribimos un poema de un solo verso es porque la poesía es sobre todo síntesis. Y si creamos un poema de un verso, podemos hacerlo de varios- como la mitosis celular que saca más células de sí misma-, pero orgánica, sintéticamente. La poesía sintética- como cualquier materia sintética- debe ser elaborada con herramientas refinadas: la preceptiva nos entrega muchas de ellas relativamente a bajo costo. Hemos ensayado ya- utilizando la plomada de la semántica- versos-poemas completos. 

Ahora, como en la glosa, vamos a comentarlos, a desarrollarlos o, si es posible, acudir a la creación en cadena de versos-poemas que desembocan en un poema global. Pero el reto es imbricar la naturaleza con los días de hoy, esta época, la naturaleza humana, es decir, la sociedad, con la siempre presente fuerza material de la naturaleza. Los poetas son los únicos seres que hermanan todos los  lenguajes, de todas las especialidades, en la meta confluyente de materia y cuerpo, astros y hombres, plantas y sentimientos. Esa es la manera de recrear el mundo. Pero ahora en lugar del acento en el ritmo, en la consonancia o asonancia, ponemos el énfasis en  las figuras literarias y en la ligazón o analogía entre el espíritu del hombre y la materia. Ahora el acento se carga en las ideas poéticas que surgen de un verso-poema. Re-insistamos en un verso-poema que pusimos en el taller anterior:
El silencio con pies de plomo camina en la soledad

Veamos en qué lo hemos transformado:

Está aquí y allá…

 El silencio con pies de plomo camina en la soledad
Hace rato que nadie atiende a su presencia
Conversa con los árboles
Se desliza entre el  paisaje
Vierte clorofila en la colina
Y aceite de ricino en cada nube

Está aquí y allá y en cada esquina
Rozando con antenas sensitivas

El hombre está ausente de sí mismo
Con tanta música comprada
Con tanto ruido cinco estrellas
Con tanta locura derramada

El silencio con pies de plomo camina en la soledad
Solo una lagartija milenaria
Le  hace dúo en la espesura

Es evidente que esta propuesta no omite el estribillo necesario y- sea o no sea consciente el poeta- sienta una enseñanza con método sensorial: enseña deleitando, como lo proclamaba Horacio. Nótese que los tres últimos versos cumplen un destino de cortina abierta hacia la sorpresa. En este tipo de poemas el elemento sorpresa es importante, pero ésta surge del choque de ideas y sensaciones.  En la parte formal no pensamos para nada en la estructura, dejamos suelto al lebrel del canto, que haga lo que puede en el páramo o la meseta de la creación. Cada verso que creamos en el anterior taller es susceptible de transformarse en poema mayor. Ahora les dejo un experimento más:

El fin del mundo
Con orquesta de mariposas el alba flamea arriba
El  sol es suficiente candelero para esta y la otra vida
Y en el bus alguien receta el fin del mundo

Como si la Tierra necesitara más catástrofes
Con los humanos ya tiene bastante
¡Y alguien anuncia el fin del mundo!

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